viernes, 14 de mayo de 2010

EL COMPLEJO DEL MICO

por el Dr. Roberto de la Concha Abdala

Debo el descubrimiento del Complejo del Mico, con seguridad el hallazgo más importante de la teoría psicoanalítica de los últimos ochenta años, a una fortuita pero harto feliz conjunción de circunstancias: el hecho de haber tenido que pronunciar, hará unos treinta años, una conferencia acerca del archicélebre complejo de Edipo; el haber padecido, previa a esa conferencia, una intoxicación alcohólica bastante importante (por no llamarla atroz); y, finalmente, el poseer desde siempre una pasión oratoria digna de los retóricos más brillantes de la Antigüedad.
Me explicaré: hace aproximadamente tres décadas debía pronunciar en la Asociación Psicoanalítica Argentina una conferencia, y reconozco que no me había privado antes de subir al estrado de apagar mi sed con dos botellas de ginebra Llave, por lo que mi dicción era más bien torpe, mi mirada se desorbitaba con cierta facilidad y mis facultades mentales se encontraban ligeramente entorpecidas.


Ginebra Llave

Sin embargo, no teniendo en cuenta estas circunstancias adversas, decidí comenzar con mi ponencia, y ya desde el comienzo me equivoqué, y me referí, por una evidente similitud fónica, no al complejo de Edipo sino al “complejo del mico”. Una salva de carcajadas crueles y aplausos burlones celebró el desafortunado error.
Pero es bien sabido lo que significan esta clase de errores para la teoría psicoanalítica. Yo tenía dos posibilidades: podía reírme con mis colegas (por un momento hasta pensé mostrar una petaca que guardaba en el bolsillo de mi saco, en alusión risueña al estado cuasi terminal de mi cerebro) o bien podía justificar el desliz y elaborar una teoría nueva, acerca de un nuevo complejo. Esta segunda posibilidad, que a cualquier individuo sensato le parecería un suicidio profesional, fue sin embargo por la que opté, probablemente envalentonado por el espíritu de aventura que en mí provocaba el alcohol ingerido. Fue así que en un estado casi de trance largué una memorable catarata de algo que, de no haber comprobado empíricamente su realidad después de muchos estudios, ahora debería llamar embustes.
Pero el silencio apasionado y reverente con que fueron oídas mis palabras y el estallido de aplausos que al finalizar me regaló el auditorio demostraron lo interesante y novedoso de mi enfoque. Evidentemente las diversas consideraciones que expuse habían sido elaboradas por mí inconscientemente, después de años de paciente asimilación de elementos diversos, y por medio de una relajación de los mecanismos de control de la consciencia – léase la borrachera pavorosa que tenía - finalmente había conseguido expulsar el adelanto fundamental que resultó ser mi teoría.


Euforia en el auditorio. El psicoanálisis ha dado otro paso decisivo.

“¿Pero cuál es y qué resultados produce en el individuo, el complejo del Mico?”, se preguntarán ustedes, queridos lectores. Bien, supongo que todos han notado el atractivo inevitable que las ramas de un árbol generan en los infantes. El observar un árbol y el intentar trepar a sus ramas por parte del niño es casi un acto reflejo. Los padres generalmente observan con malestar esta tendencia que, inconscientemente, miles de años de cultura identifican como una conducta peligrosa. Expresiones como “Bajáte, pelotudo,”, “No te hagas el mono, infeliz”, y otras similares nos confirman este disgusto. Bien, yo descubrí que, de no accionar aquí este dispositivo represivo destinado a ahogar de raíz estos poderosos impulsos simiescos, el individuo remontaría el curso de la evolución y se convertiría en algo que, al menos para nuestros ojos, nos costaría trabajo diferenciar de un mono.


Niño arrastra a su hermano hacia el reino animal

Yo sostenía - y sostengo -, que contrariamente a lo que pensaba Freud, no es la represión de las pulsiones sexuales la fuente de las neurosis, fobias, etc. sino la imposibilidad del desarrollo de las “pulsiones del mico”, como decidí bautizarlas (sin demasiada originalidad, lo acepto) las que están en la base de cualquier conflicto psíquico. El hombre es un fugado del reino animal, y hacia ahí y utilizando su energía más violenta, quiere retornar. De hecho, Freud ya había evaluado en “Más allá del principio del placer” la posibilidad de que las pulsiones tendieran a un retorno en la escala evolutiva pero no sacó en la práctica las consecuencias importantísimas que de ahí se derivan, y que debieron esperar a la audaz antorcha de mi genio para ser observadas por todos a la noble luz de la ciencia.
Este sería, simplificado al máximo, lo que he denominado Complejo del Mico, que a una mirada superficial podría parecer un simple despropósito emitido por un espíritu reblandecido por el abuso del alcohol, pero que tengo el honor de poder considerar como irrefutable, debido a que he comprobado experimentalmente su exactitud. Adjunto en este informe las fotos de dos de mis hijos, el mayor, Carlos de la Concha Abdala, educado por mí antes del descubrimiento del complejo.


Carlos de la Concha Abdala

El segundo, Arturo de la Concha Abdala, al que decidí tolerar, (y hasta fomentar, pues alquilé una quinta) sus impulsos simiescos.


Arturo de la Concha Abdala

El resultado está a los ojos de todos. Por otro lado he descubierto otra serie de complejos derivados, uno de ellos el complejo de Nico, que lleva aproximadamente hacia los siete años, una vez que la educación ha encarrilado al infante indefectiblemente hacia el camino de la civilización, a casi todos los niños a querer llamarse Nicolás (cuyo sobrenombre es Nico, palabra que suena casi idéntica a mico) compensando así en parte la imposibilidad de ser un mono al menos siendo nombrados como si lo fuesen (acá hay amplio espacio para que los lacanianos se internen por este sendero teórico) intento que al no satisfacerse tampoco y por un desplazamiento bastante complejo deriva en una admiración sin límites por la figura de Nicolás Repetto, “Nico” (lo que además nos sirve para entender cómo este caballero, siendo una perfecta nulidad, ha logrado su relativa celebridad)


Una nulidad de celebridad hasta ahora incomprensible: "Nico" Repetto

O, por citar otro ejemplo harto peligroso, el complejo de Pico, que lleva a los niños ya en trance hacia el adolescente y por causas demasiado abstrusas para analizar aquí, a querer parecerse físicamente al ex – volante boquense Walter Pico, o sea a presentar, entre otras anomalías, un cuello vagamente parecido al de la jirafa y una cabellera que podría confundirse con una planta de tipo arbustivo.


Riesgos extremos: complejo de Pico

Prometo en próximas entregas continuar mis investigaciones en el campo del psicoanálisis, y brindando a vuestra salud, queridos lectores, los abandono cordialmente.

3 comentarios:

Unknown dijo...

y ahí necro

hoy leía tus comentarios en la lectora y me cagué de risa. se me ocurre que césar aira ya debe estar experimentando el síndrome de algunos rockers que detestan a sus fans. pongo todas las fichas a que en su próxima entrevista los manda a paseo.

está buena la entrevista a mi vecino, no?
igual, no sé si es muy claro o si habla desde el resentimiento. pensaba que vecino y otros, entre los que me incluyo, hace tiempo que venimos diciendo algo así como: el "enemigo" no tiene "arte". como si fuera novedad decirlo, se diría. pero esta vez vecino va con los botines altos y dice: los otros novelistas no hacen más que escribir de la muerte del padre y los grandes temas como ese. y ahí es confuso, no sé qué opinás. yo quiero ser bueno y entender que vecino está diciendo: con temas como la muerte de un ser querido no se jode: se hace bien, o no se hace y a otra cosa. pero me parece que no es eso. me parece que está perdiendo la chaveta; que, acorralado por enemigo de temas "hondos", vecino esgrime argumento idiota (en todo caso funcionaba mejor si no lo sugería) de que la literatura tiene que ocuparse de cosas sin importancia.

por lo demás, se me ocurre que el triángulo quintín-flavia-perra Solita es lo más airiano del mundo.

y que vecino, para sacárselos de encima, tendría que escribir un obituario para esa mascota inteligente (inteligente en contexto, claro).

abrazos y larga vida a su podredumbre.

the FeriO dijo...

Que grande... se nota que en cierto modo mi evolución no fue detenida del todo... porque bien es visto que hay veces que donde veo pelota encanada en un puto árbol, ahí que me saco la camiseta y me agarro al tronco comenzando a subir hasta bajar la pelo, así tenga que partir la rama con mi balanceo, y por consecuente, quizá romperme algún hueso del culo y joderme la vida... así mismo, también se aprecia la parte de la adolescencia, aunque más que por propia evolución consciente, es un acto incosciente de mi físico, que lleva a que mi pelo se vuelva pelotudo (lo del cuello no está confirmado, hasta la fecha creo que tengo el cuello de una persona normal, vamos, normal anatómicamente, porque lo que es normal ahora es ser un decerebrado caradura que se llena el cerebro de mierda con música "chunda chunda" y no mas que mas que dragones donde hay coches... aunque en esto último, les envidio.. siempre he querido descabezar a un dragón, aunque luego fuese un renault, da igual, ese momento sería de puta madre)y le de por acojerse a la teoría del complejo de Pico... llegando a niveles tan asombrosos como los que alcanzo Diego Armando Maradona en buenos tiempos donde era mas cabellera que humano (si es que esto segundo, alguna vez lo fue). Espero próximos informes más detallados... podríamos estar ante un nuevo punto de vista, una nueva forma de ensartar alumnos durante los examenes de selectividad y joderles la media ¿por qué? Porque ser un hijo de puta es un orgullo.
Un cordial saludo, el hijo de puta de su primo (en el sentido de adjetivo calificativo mio, no en el sentido estricto que acarrea eso, que mi madre no tiene que ver, el sentido de hijo de puta, como hijo de puta desde el punto de vista de ser un hijo de puta... se entiende).

La podredumbre dorada dijo...

Cris querido: leí la entrevista y me gustó. Seámos buenos. Yo (como Pilatos, como cualquiera en definitiva) no discierno bien todavia dónde está la verdad. Si uno lee el "sentimiento", la "experiencia", ese tipo de cosas, años o décadas después, casi con seguridad encuentra patetismo, obviedad, etc. Si uno lee la "literatura", los "procedimientos", ese tipo de cosas, años o décadas después, casi con seguridad encuentra acartonamiento, epigonismo, etc. El tema con Aira es que para mí últimamente cada vez se nota más el cartón (y no hablo de Eloísa, con la que el buen hombre colaboró) El otro día por ejemplo hojeaba "Dante y Reina" en su versión ilustrada y pensaba para mí, "un diminutivo más y lo dejo" (y finalmente lo dejé) O sea, creo que a esta altura sería más sorprendente que tu vecino escribiera una novela a lo Castelnuovo que otra "novelita" de las suyas. Todo bien, es un capo y rompió muchos esquemas, sin duda, pero a esta altura es más previsible que Saturno (no el dios griego, sino el futbolista de Huracán y de Boca) cuando hacía la bicicleta.
Fer querido: qué alegría que escribas! Lo de subirse a los árboles es normal en esta desgradable familia a la que pertenecemos, pero igual cuidado!, el Dr. De la Concha Abdala no es exactamente un tipo de fiar, para que te des una idea recuerdo que cuando Diego empezó con su programa de televisisón ("La noche del Diez", tiene que estar en youtube) me llamó muy preocupado (El Dr. Abdala, no el Diego) y me dijo "pero la cocaína es cien veces más sana que este montón de imbéciles (entre ellos y sobre todo, él mismo Diego) que vitorean su nombre mientras su clan mafioso controla que no se afanen nada del estudio" Bien pensado, yo creo algo parecido pero, en fin, por las dudas sólo quería advertirte que la ortodoxia no es el campo en el que el Dr. Abdala mejor se mueve. Nos vemos pronto y muchas gracias por pasar! Anto